miércoles, 27 de julio de 2011

Llegada de la banca chilena, Banco Falabella y sus tarjetas plásticas



Su carta de presentación fue una pequeña tarjeta plástica, de color verde oscuro y banda magnética, con la que los consumidores podían pagar sus compras en los almacenes de Homecenter. Así entró, en octubre de 2005, la cadena de retail chilena Falabella al mercado colombiano.


Fue un movimiento anunciado, pues dos años antes se había hecho con la operación de Sodimac, el socio de Corona en esta tienda especializada para la construcción. Su auge en Colombia quedó marcado en 2006, con la apertura de su primera tienda propia en el país y la colocación de más de $118.000 millones en créditos a través de su nueva tarjeta. Entonces, los directivos chilenos divisaron un futuro aún más prometedor.
“El primer paso fue la inclusión financiera y el segundo convertirnos en banco, capitalizarnos y darles más beneficios y alternativas de financiamiento a nuestros clientes. Así lo habíamos hecho en otros países”, comenta Rodrigo Fajardo, presidente de operaciones de la multinacional chilena en Colombia.


Una estrategia que le permitió a la compañía anunciar ayer la llegada del Banco Falabella, una entidad que nace con un patrimonio de $120.000 millones y hereda utilidades de $15.167 millones (según el reporte de las operaciones del grupo en el país durante 2010); también contará con oficinas en las 11 tiendas Falabella y 21 almacenes Homecenter del país (además de dos oficinas independientes), una red de 1.400 cajeros electrónicos tras su convenio con Servibanca, 1.300 empleados y un total de 840.000 clientes.


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